jueves, 10 de enero de 2013

Lo que realmente sucedía

Este invierno, uno de los mas solitarios que recuerdo, he tenido tiempo de reflexionar, de pensar que mi vida si que tiene un sentido. He pasado estas navidades entre libros, música y vino, donde he seguido con mi guitarra, intentando coordinar mi mano y mi voz.(cosa que no ha ocurrido, pero va mejor) Cada noche me recordaba la soledad, el frío; la escarcha cubría mi corazon y mi mente. Cuando el sol moría, mi alegría lo hacía con el, entonces llegaba la cruda noche que me hacía débil e insensato. En cuanto me recluía en las oscuras paredes de mi habitación, color cielo, cielo que se cubría anunciando el fin de una época. Mi mente se volvía activa y mi voluntad perdía su autonomía.

Cuando el frío llega me escondo entre las sábanas, como si me fuesen a proteger de algo. ¿De qué? ¿De mis pensamientos? ¿Maldito necio, como vas a esconderte de ti mismo? ¿A golpe de "bourbon"? No me seas terco y piensa en todo lo que debes hacer. Te creías el rey del mundo, tu felicidad no tenía fin. ¿Por qué será? Porque es así. No seré el rey del mundo, pero mi felicidad esta presente en cada persona que he conocido, en cada sonrisa, abrazo, conversación que han convertido mi vida en una amable situación de cortesía, en la que yo dejo a la felicidad entrar y ella me evoca toda efusividad y rebeldía.
En ese momento, mis libros, se volvieron nuevos, mi música, colorida y alegre, mi habitación comenzó a recobrar su color cielo, azul y presente en la mañana, en la que el sol emergía como el fénix de sus cenizas.
 Ha sido un año de lágrimas, lagrimas de alegría y de pena. Pero ya acabó, y comienza algo nuevo que he de afrontar con madurez y picardía.