Dejé de lado mis convicciones.
Me hallo en un pútrido pasillo,
viendo universos infinitos, amplios,
llenos de soledad y gritos.
No me convences, mira,
escalé mucho para llegar a la cima.
Caeré, pero, por supuesto, me alzaré,
hasta que te tomes, conmigo, ese café.
¿De quién me estas hablando?
Sobreviviendo, cual ser inerte,
doblándome y sucumbiendo, a pesar de no conocerte.
Hablándote de versos que acabarán , sinceramente,
cuando decida llevarme la muerte, del no tenerte.
Me olvido, pero sigo pensandote desde el abismo.
Sintiéndome indefenso, vulnerable e indeciso.
Sabiendo que ambos , somos almas condenadas,
a un infierno de llamas, como siempre, por lo mismo;
teología, intolerancia, xenofobia y machismo.
Siendo, el amor, la única maniobra de escapismo.
Por cierto, tratando de resistirme,
a mi, lo que me gusta es escribirte.
Queriendo conocerte, sin consecuencias, sin chiste,
queriéndote mucho, pero queriéndote libre.
lunes, 14 de diciembre de 2015
sábado, 5 de diciembre de 2015
Opresora en mi menor
Ya ves, soy un loco y son más de las 3am, ya se que esta mal escribir esto, pero no puedo evitar cada dia preguntarme. ¿Por qué a mi? Uno se acostumbra a la soledad, a la desesperación, a la falta de vidilla...
No me gusta ilusionarme así, volviendo a los diecisiete, cuatro años atrás, vaya atraso. Desde el veinte veces te olvido, a una clase de inglés. Siendo, uno, el único motivo por el cual sería tan iluso. Se que piensas que estoy algo ido, pero nunca pierdo una sola oportunidad, de admirar como, me miras, me sonries, me haces reir, me haces crecer, y lo mas importante, creer. Ya me dijeron una vez que me enamoro de las piedras, pero esta sería una con la que, sin problema, tropezaría otra vez. Sigue siendo un maldito sin vivir, un estres constante, pero uno aprende de todo y sabe llevarlo bien. Solo yo se las ganas que tengo de llamarte Octubre, de incendiar nieve, de disfrutar de los domingos astrománticos, de jugar a los toros en la Wii y enseñarte mi personulidad. De enseñarte maniobras de escapismo, de pasar de 1998 a 1999, resolviendo los poemas de Houston, de que todas las noches sean eternas y reversibles en este universo infinito. De pasar un día en el parque, aunque esta sea la parábola de un tonto, de volver allí donde soliamos gritar y de disfrutar del segundo asalto y pasar de las malas lenguas. De ser el diablo mas uno (667) y romper tus ventanas, de que no haya nadie por las calles hasta que Oniria e Insomia sean un mismo ser. De salir de esta, disfrutando de los dias no vividos. De que los pizzigatos digan miau.
Que quiero arriesgarme a conocerte, si ya lo verás. A quien le importa la espera, si la dicha es buena. Son todo palabras, tonterías, suposiciones, que seguirán hasta que bajen tus labios y me callen.
Fdo.
Bala
No me gusta ilusionarme así, volviendo a los diecisiete, cuatro años atrás, vaya atraso. Desde el veinte veces te olvido, a una clase de inglés. Siendo, uno, el único motivo por el cual sería tan iluso. Se que piensas que estoy algo ido, pero nunca pierdo una sola oportunidad, de admirar como, me miras, me sonries, me haces reir, me haces crecer, y lo mas importante, creer. Ya me dijeron una vez que me enamoro de las piedras, pero esta sería una con la que, sin problema, tropezaría otra vez. Sigue siendo un maldito sin vivir, un estres constante, pero uno aprende de todo y sabe llevarlo bien. Solo yo se las ganas que tengo de llamarte Octubre, de incendiar nieve, de disfrutar de los domingos astrománticos, de jugar a los toros en la Wii y enseñarte mi personulidad. De enseñarte maniobras de escapismo, de pasar de 1998 a 1999, resolviendo los poemas de Houston, de que todas las noches sean eternas y reversibles en este universo infinito. De pasar un día en el parque, aunque esta sea la parábola de un tonto, de volver allí donde soliamos gritar y de disfrutar del segundo asalto y pasar de las malas lenguas. De ser el diablo mas uno (667) y romper tus ventanas, de que no haya nadie por las calles hasta que Oniria e Insomia sean un mismo ser. De salir de esta, disfrutando de los dias no vividos. De que los pizzigatos digan miau.
Que quiero arriesgarme a conocerte, si ya lo verás. A quien le importa la espera, si la dicha es buena. Son todo palabras, tonterías, suposiciones, que seguirán hasta que bajen tus labios y me callen.
Fdo.
Bala
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