lunes, 14 de diciembre de 2015

A veces te pasas, Bala

Dejé de lado mis convicciones.
Me hallo en un pútrido pasillo,
viendo universos infinitos, amplios,
llenos de soledad y gritos.

No me convences, mira,
escalé mucho para llegar a la cima.

Caeré, pero, por supuesto, me alzaré,
hasta que te tomes, conmigo, ese café.

¿De quién me estas hablando?

Sobreviviendo, cual ser inerte,
doblándome y sucumbiendo, a pesar de no conocerte.
Hablándote de versos que acabarán , sinceramente,
cuando decida llevarme la muerte, del no tenerte.

Me olvido, pero sigo pensandote desde el abismo.
Sintiéndome indefenso, vulnerable e indeciso.
Sabiendo que ambos , somos almas condenadas,
a un infierno de llamas, como siempre, por lo mismo;
teología, intolerancia, xenofobia y machismo.
Siendo, el amor, la única maniobra de escapismo.

Por cierto, tratando de resistirme,
a mi, lo que me gusta es escribirte.
Queriendo conocerte, sin consecuencias, sin chiste,
queriéndote mucho, pero queriéndote libre.

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