Dejé de lado mis convicciones.
Me hallo en un pútrido pasillo,
viendo universos infinitos, amplios,
llenos de soledad y gritos.
No me convences, mira,
escalé mucho para llegar a la cima.
Caeré, pero, por supuesto, me alzaré,
hasta que te tomes, conmigo, ese café.
¿De quién me estas hablando?
Sobreviviendo, cual ser inerte,
doblándome y sucumbiendo, a pesar de no conocerte.
Hablándote de versos que acabarán , sinceramente,
cuando decida llevarme la muerte, del no tenerte.
Me olvido, pero sigo pensandote desde el abismo.
Sintiéndome indefenso, vulnerable e indeciso.
Sabiendo que ambos , somos almas condenadas,
a un infierno de llamas, como siempre, por lo mismo;
teología, intolerancia, xenofobia y machismo.
Siendo, el amor, la única maniobra de escapismo.
Por cierto, tratando de resistirme,
a mi, lo que me gusta es escribirte.
Queriendo conocerte, sin consecuencias, sin chiste,
queriéndote mucho, pero queriéndote libre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario